Lo mejor del nuevo tráiler de 'Deadpool y Lobezno' es que no deja claro si esto va a ser el entierro de Marvel o su resurrección
Está muy claro lo que ofrece ‘Deadpool y Lobezno’, básicamente porque parece estar en perfecta sintonía con lo que hemos visto ya en las dos películas previas del mercenario bocazas de Ryan Reynolds: parodia de los iconos superheroicos, ruptura de la cuarta pared, regreso de viejos conocidos (Blind Al FTW), lenguaje muy grueso y continuas referencias pop (aquí reina el ‘Like a Prayer’ de Madonna). Es decir, todo está en su sitio. Entre los personajes que oteamos están la villana Cassandra Nova, Azazel o Lady Deathstrike.
Pero ‘Deadpool y Lobezno’, que veremos el próximo 25 de julio, no es una película Marvel más por tres razones. La primera y más obvia: es el único estreno Marvel en cines para 2024. Queda claro que, igual que DC, Disney está dejando reposar a sus superhéroes para amortiguar la fatiga superheroica (expresión un poco fatigada ya, también) y capear unas cuantas tormentas recientes (como el pinchazo en taquilla de ‘The Marvels‘ o la caída en desgracia del actor que iba a ser, quizás, su gran villano para esta fase y la próxima).
La segunda razón es que ‘Deadpool y Lobezno’ supone el arranque de la recuperación de Disney de los héroes Marvel que tenía Fox en propiedad. Ya anunciada ‘Fantastic Four‘, Deadpool era la otra gran propiedad que tenía en marcha Fox cuando la compró Marvel. Lo que nos lleva a la tercera razón diferenciadora de ‘Deadpool y Lobezno’: supone la entrada de los mutantes, al fin, en el MCU (con el pequeño preámbulo que ha brindado ‘X-Men 97‘). Y nada menos que con Lobezno de cicerone.
Lo que no está tan claro es si Deadpool va a reactivar el universo Marvel o, como dice el propio y famoso cómic protagonizado por el famoso ex-Arma-X, ‘Masacre mata el universo Marvel’: su talante paródico y desmitificador puede ser la puntilla definitiva para no volver a tomarnos en serio a los Vengadores, además que como sabemos, la autoparodia suele ser clara señal de que un icono pop entra en decadencia. Por otra parte, si funciona en taquilla puede suponer un balón de oxígeno para Disney. Así que confiemos en los factores curativos, que todo lo pueden.
