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"El Ejército no deja a ningún español atrás": qué nos dice el 'caso Álex' del papel del Ejército (y los seguros de viaje)

De vacaciones de ensueño, a pesadilla. El de Alexander García Galas es un caso claro de hasta qué punto puede torcerse un viaje. El 20 de febrero Álex, de 36 años, natural de Basauri y vecino de San Sebastián, tomó un avión junto a su esposa para empezar unas vacaciones de película en Tailandia. Playas paradisíacos, Pad thai y Sudeste Asiático en estado puro. Las cosas resultaron sin embargo muy distintas: pocos días después de aterrizar en Asia, el joven tuvo que acudir a un hospital por unos dolores fortísimos en el abdomen. Arrancaba un suplicio para él y su familia que el Ministerio de Defensa acaba de paliar (en parte) con su repatriación.

Para lograrlo el departamento de Margarita Robles ha tenido que movilizar un avión medicalizado A330 de la UMAER, lo que deja botando una pregunta clave:

¿Es normal que una aeronave militar rescate de urgencia a un turista?

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Pesadilla en Bangkok. Cuando el 19 de febrero Alexander y su esposa, Usoa, viajaron a Tailandia, tenían probablemente infinidad de ideas para disfrutar de unos días de turismo en el Sudeste Asiático. Lo que difícilmente entraría en sus planes era acabar en la UCI de un hospital de Bangkok. Días después de aterrizar en Tailandia, Álex empezó a sentir sin embargo fuertes molestias en el abdomen, unos “dolores insoportables”, recuerda su mujer, que obligaron a la pareja a acercarse a un hospital. El día 25 Álex ya estaba ingresado en la UCI.

El diagnóstico: pancreatitis necrotizante. Nada que ver con los “gases” que le habían diagnosticado en el servicio de Urgencias de San Sebastián cuando, antes del viaje a Tailandia, el joven había buscado consejo médico por las molestias que ya sentía en el estómago. En Tailandia los médicos decidieron internar a Álex en una unidad de cuidados intensivos de Chiang Mai. Poco después y tras diversos avatares lo trasladaron a otro hospital, el Samitiviej, situado en Bangkok.


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100.000 euros de cobertura. Si la perspectiva de sufrir una enfermedad grave a miles de kilómetros de casa, sin casi familia a tu lado y en un país con una cultura distinta no fuera lo suficientemente aterradora de por sí, Álex, Usoa y el resto de su familia no tardaron en ver cómo la situación se complicaba. Como explica Antena3, la pareja había contratado un seguro que cubría los gastos médicos. Pero solo hasta 100.000 euros, un tope que no tardó en alcanzarse y obligó a la familia a asumir los costes. Aquel no fue, ni mucho menos, el último varapalo que sufrieron.

Repatriaciones frustradas. Los familiares de Álex intentó traerlo de vuelta a España en dos ocasiones. Ambas sin éxito. La primera a través del seguro, cuando se planteó su traslado a bordo de una línea área regular junto con un médico que se encargaría de su cuidado. La operación acabó frustrándose porque al embarcar el piloto observó que Álex vomitaba, lo que obligó a ingresarlo de nuevo.

La familia volvió a intentarlo con la aseguradora, apeló a que en la póliza se contempla supuestamente la “repatriación ilimitada” y solicitó una ambulancia aérea. No tuvo suerte, así que asumió el enorme “esfuerzo” económico de contratar un servicio aéreo por su cuenta, con dos médicos que se trasladaron a Tailandia. El resultado fue el mismo. Una vez en Asia decidieron que las necesidades de Álex no se correspondían con las de su informe y decidieron devolverlo al hospital.

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Más de 200.000 euros. El resultado son dos meses de ingreso, dos intentos frustrados de repatriación… y una abultadísima factura. Todo esto mientras Álex seguía ingresado en Tailandia, donde con el paso del tiempo le habían detectado una neumonía y su estado había empeorando hasta sufrir un “paro cardiaco”.

El Correo señala que entre el intento frustrado de repatriación y las noches de hospitalización, la factura acabó elevándose hasta los 260.000 euros. Con el fin de hacer la pesadilla más llevadera —y menos onerosa— a la familia, llegó a activarse una campaña de crowdfunding que recaudó más de 100.000 euros.

Llamando al ministerio. Así las cosas, el entorno de Álex decidió llamar a la puerta de Defensa. El 16 de abril lanzaban un SOS a través de El Mundo, en el que apelaban directamente a la intervención de la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER). “Creo que son los únicos que nos pueden ayudar. Son los que realizan repatriaciones a gente en estado crítico, como lo está mi pareja”, explicaba Usoa.

En su web oficial la UMAER se presenta como una unidad enfocada a la evacuación aérea de “bajas en aeronaves del Ejército del Aire y el Estado”, si bien precisa que se encarga también de otras misiones, como “cooperación con CSAR en la realización de aeroevacuaciones” o “apoyo en despliegues”.  También el Ejército del Aire cita entre sus labores la participación en tareas para “preservar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos españoles en el extranjero”.


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Recogiendo el guante. Días después la ministra de Defensa, Margarita Robles, revelaba que su departamento estaba ya preparando la “aeroevacuación con mucha prudencia y discreción”, dada su “complejidad”. “Es uno de los viajes más difíciles que se va a hacer”, explicaba la dirigente antes de precisar que a bordo de la nave viajarían con destino Tailandia cinco médicos y cuatro enfermeros militares. El perfil de Defensa en X habla de “un equipo sanitario reforzado de 11 personas”.

“Hace días nos pusimos en marcha como hacemos siempre, siempre que hay un ciudadano español, o no español, que necesita desde el punto de vista humanitario ayuda, ahí está la salida militar para esa evacuación”, incidía la titular de Defensa, quien ha subrayado que “el Ejército no deja a ningún español atrás”. El vuelo medicalizado saldría no mucho después desde Torrejón rumbo a Tailandia.

“En ciertas circunstancias”. El entrecomillado es en este caso del propio Ministerio de Defensa, que en el comunicado en el que da cuenta del despegue de su avión A330 de la UMAER con destino Bangkok para repatriar a Álex, recuerda que la unidad aérea suele enfocarse a usos militares, si bien en ocasiones se hacen excepciones con personal que no pertenece a las Fuerzas Armadas. “Su función es realizar aeroevacuaciones de personal militar desplazado en zonas de operaciones, pero en ciertas circunstancias puede tratarse de personal civil”, aclara.

Otros precedentes. El de Álex no es un caso único. Hay precedentes de operaciones organizadas por el Gobierno para auxiliar a turistas que atraviesan complicaciones en el extranjero. En 2017, por ejemplo, el Ministerio de Asuntos Exteriores fletó un Airbus con destino el Caribe para repatriar a medio centenar de españoles cercados por el huracán Irma en la isla de San Martín.

En abril de 2020, al inicio de la pandemia, se aprovecharon también vuelos de unidades militares para repatriar a viajeros a España. Y en octubre del año pasado, sin ir más lejos, Defensa trasladó también dos aviones del Ejército del Aire a Israel para repatriar a cientos de españoles tras la ofensiva lanzada por Hamás.

Hay otros casos también de ejércitos extranjeros que han rescatado a turistas españoles en situaciones de riesgo, como ocurrió en 2010 en Cachemira; en 2009, cuando Pakistán inició el rescate de un español atrapado en una montaña, o el año pasado, cuando las fuerzas etíopes evacuaron una veintena de turistas de Amhara.

Álex, de vuelta en España. Aunque como reconocen sus médicos, Álex necesitará “tiempo” para recuperarse, al menos parte de la pesadilla se ha acabado ya para él y su familia. Ayer por la tarde el A330 medicalizado desplegado por el Ministerio de Defensa aterrizaba en Bilbao con el joven a bordo tras unas 10 horas de vuelo y acompañado de su cuñada y madre. Las últimas informaciones sobre su estado de salud muestran que, aunque grave, está estable y consciente.

Imágenes | Ministerio de Defensa 1 y 2

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