Las tierras raras son elemento vital en la cadena de suministro global. China lo sabe y ha adoptado una decisión clave
En un mundo como el actual, donde todo está “conectado”, el papel de los elementos críticos que conforman la cadena de suministro global de cientos de tecnologías que los emplean es crucial. China lo sabe y tiene un auténtico tesoro en casa: tierras raras. La abundancia de este grupo de elementos químicos clave la sitúa en una situación de dominancia, y ahora ha adoptado una medida que puede cambiarlo todo: su bloqueo total al ser propiedad estatal.
Tierras raras chinas. En una lista publicada por el Consejo de Estado del país la semana pasada, Beijing declaró que los metales de tierras raras ahora son propiedad del Estado, y advirtió que “ninguna organización o persona puede invadir o destruir los recursos de tierras raras”.
De esta forma, a partir del 1 de octubre, cuando las normas entren en vigor, el gobierno operará una base de datos de trazabilidad de tierras raras para garantizar que pueda controlar la extracción, el uso y la exportación de los metales. Para que nos hagamos una idea, China produce actualmente alrededor del 60% de estos elementos en el mundo y es el origen de alrededor del 90% de las tierras raras refinadas del mercado.
La importancia de estas tierras. Lo contamos hace un tiempo. Este grupo de elementos químicos relativamente abundantes son actor principal en la industria tecnológica, desde baterías hasta turbinas o dispositivos conectados. En clave geopolítica, China juega con ventaja por el porcentaje de producción global de estas tierras, de ahí que se haya dado una especie de “fiebre del oro” en busca de los elementos fuera de China que puedan descongestionar esta dependencia.
Antes de la noticia anunciada, ya se apuntaba la posibilidad de que el país asiático decidiera ejercer un mayor control sobre la industria y pudiera alterar las cadenas de suministro de tecnología en la automoción o la energía renovable.
Movimientos chinos. El pasado mes de enero China ya tomó la primera decisión que hacía prever algo más. El país prohibió la exportación de galio y germanio, ambos muy buscados por la industria de chips informáticos. ¿La razón? Oficialmente se dijo que la necesidad de proteger la seguridad y los intereses nacionales.
Además, también prohibió la exportación de tecnología para fabricar imanes de tierras raras, e impuso una prohibición a la tecnología para extraer y separar tierras raras. La medida adoptada ahora supone que los recursos de estos elementos pertenecen al estado, y que el gobierno supervisará el desarrollo de la industria en torno a los 17 minerales de los que China se ha convertido en el productor dominante del mundo.
Advertencia de monopolio. Hace dos años, en 2022, un análisis del Parlamento Europeo advirtió que la dependencia excesiva de proveedores monopolísticos era un riesgo importante para Europa. “La UE importa el 93% de su magnesio de China, el 98% de su borato de Turquía y el 85% de su niobio de Brasil. Rusia produce el 40% del paladio del mundo”, decía el informe.
En el trabajo también se indicaba que era un recordatorio de las implicaciones estratégicas “de la invasión rusa de Ucrania y de la necesidad de que la UE se prepare para un mundo cada vez más incierto”.
La respuesta de Europa. No se puede decir que el movimiento sea una sorpresa en el mapa geopolítico. La UE, por su parte, ya había anunciado en enero la construcción de la primera refinería de tierras raras a gran escala fuera de Asia, ubicada en Estonia.
Este movimiento se entiende mejor en virtud de una ley que entró en vigor en mayo, cuando UE fijó ambiciosos objetivos para 2030 para la producción nacional de minerales cruciales en la transición verde, en particular tierras raras debido a su uso en imanes permanentes que alimentan motores de vehículos eléctricos y energía eólica. De hecho, los pronósticos hablan de una demanda de la UE que se multiplicará por seis en la década hasta 2030 y por siete para 2050.
Aranceles. Detrás del movimiento chino no podemos obviar el juego de fichas que se está dando para tratar de frenar el auge y dependencia del país asiático en mercados como el europeo o el norteamericano. Los aranceles han sido la principal respuesta. Tras la imposición total de Estados Unidos, en el mes de julio movió ficha Europa con aranceles a los vehículos eléctricos chinos para proteger al bloque de 27 estados.
De fondo: tratar de frenar la avalancha de vehículos eléctricos producidos en China, a quienes se les acusa de llegar en masa gracias a subsidios estatales injustos. Por todo ello, las tierras chinas son un elemento de poder esencial para entablar conversaciones y estrategias. Por eso China las hace propiedad estatal ahora, y si hay que ir hasta el mimísimo Himalaya en busca de más, se hace.
Imagen | Dominio Público, Tom Fisk, Omid Roshan (Unplash)
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