Sabíamos que la sociedad vikinga era violenta, pero no tanto: un nuevo estudio arroja luz sobre su grado de armamento
Cada cierto tiempo surge un descubrimiento vikingo que resalta la dureza de aquellos tiempos. No son pocos los encuentros con piezas afiladas que explican, al menos en parte, la “ligereza” con la que se manejaba este pueblo hace cientos de años. También hay relatos que cuesta creer. Uno de ellos, el denominado como “águila de sangre”, era tan salvaje que muchos historiadores se niegan a darle veracidad. Ahora, un nuevo estudio dimensiona el alcance de la violencia vikinga.
Noruega vs Dinamarca. El nuevo trabajo, publicado en Journal of Anthropological Aschaelogy, llevó a cabo una comparativa de ambos pueblos vikingos a través del examen de armas, traumas esqueléticos y descubrimientos arqueológicos del pasado donde se mostraban las dinámicas sociales y políticas de estos pueblos de Escandinavia.
El resultado, entre otros, no arroja dudas: los vikingos noruegos tenían una desproporcionada cantidad de espadas frente a las de sus “vecinos” daneses. Dicho de otra forma, los investigadores encontraron una sociedad muchos más violenta que la otra.
El estudio. Para llegar a sus conclusiones, el equipo combinó varias técnicas donde había un poco de todo, desde osteología y arqueología, hasta sociología y filología. Se examinaron cientos de traumas esqueléticos y el número de armas halladas en la arqueología, además de mediar la estratificación social a través de inscripciones en runas o arquitecturas y monumentos.
Así llegaron a la conclusión de que en Noruega no se andaban por las ramas para dirimir conflictos. La cantidad de heridas y fracturas en batallas y combates delató a los noruegos como una sociedad muchísimo más violenta que los daneses, sociedad esta última más jerarquizada y con estructuras de poder más complejas (se apunta a la posibilidad de una mayor influencia de las prácticas europeas y/o integración temprana a sistemas feudales y cristianos).
Espadas noruegas. Lo decíamos al comienzo, el hecho de que durante las últimas décadas hayamos encontrado todo tipo de espadas y armas punzantes vikingas, no es baladí. Los investigadores del nuevo trabajo recuerdan que estas armas personales eran consideradas una especie de símbolo de estatus e indicador sin género de duda de la violencia interpersonal en Noruega, “la cantidad de armas sugiere un ambiente donde la violencia y la amenaza de la misma eran comunes y aceptadas en la vida cotidiana”.
Armas danesas. En comparación con los noruegos, el estudio encontró un número mucho más reducido de espadas y, en líneas generales, una forma de violencia más “institucionalizada”. Dicho de otra forma, el trabajo refleja que la violencia en Dinamarca se dirimía por ciertas reglas regidas por las autoridades, con un sistema social más centralizado y “civilizado”, como por ejemplo con las ejecuciones oficiales.
Espadas de museo. Hace unas semanas se inauguró la exposición Viking Age en el Museo de la Universidad NTNU de Noruega. De alguna forma, ayuda a dar contexto al nuevo estudio. El museo cuenta con 700 de las aproximadamente 3.000 espadas vikingas conservadas en Noruega, la mayoría encontradas en tumbas de hombres. Una espada era algo que un soldado completamente equipado debía tener. Un vikingo comenzaría con un hacha y una lanza. Con el tiempo, se añadiría una espada. En ese momento se convertía en un verdadero guerrero.
Sin embargo, la expo también revela que las espadas que portaban los vikingos eran muy diferentes. Los herreros noruegos de la era vikinga pudieron aprovechar una larga tradición de herrería que se remontaba mucho antes de la era. De hecho, encontraron que la importación de espadas también era común durante este período (muchas de las Islas Británicas o del Imperio franco).
Una buena espada: una deuda. De la era vikinga, se recuerda que las más especiales son las espadas Ulfberht, de las que se conocen alrededor de 170 de este tipo. La mayoría se han encontrado en Escandinavia, y todas tienen la misma inscripción, los símbolos y letras +VLFBERHT+. Dichas espadas tienen un contenido de carbono particularmente alto, lo que las hace extra fuertes (también hay copias Ulfberht con menor contenido de carbono y acero de calidad inferior).
Ocurre que estas espadas ornamentadas tenían dos funciones. Eran armas, pero probablemente también fueron utilizadas como obsequios para formar alianzas, entregas por jefes u otros nobles para conseguir aliados importantes. Además, en la época vikinga las alianzas eran tan cruciales como los lazos familiares, y se podían forjar alianzas mediante el matrimonio y la entrega de obsequios. “Recibir una espada tan magnífica de manos de un hombre poderoso te recordaba constantemente a quién le debías lealtad y a quién tenías que servir”, recuerdan.
Un arma obligatoria. Según la Ley Gulating, el texto legal noruego más antiguo que se conserva, la espada era un arma obligatoria que los hombres libres debían portar cuando asistieran a la asamblea. También podían traer un hacha y una lanza. De hecho, algunas espadas incluso tenían nombres y se creía que tenían propiedades mágicas. Un arma que se podía transmitir de generación en generación.
El mito de la tortura. No podemos terminar este paseo vikingo sin recordar uno de los relatos más impactantes. El método de tortura del águila de sangre se define como uno de los más dolorosos y terroríficos jamás creados. La saga Orkneyinga, una narración única de la historia de las Islas Orcadas bajo dominio escandinavo, relata los hechos más destacables desde la conquista de las islas por Noruega en el siglo IX hasta el 1200. Dicha saga fue escrita por un autor desconocido islandés.
El mismo es un documento donde se cuenta que la tortura esculpe un águila en una espalda con una espada, y luego “se separa todas las costillas de la columna vertebral, y se exponen los pulmones allí fuera, ofreciéndole a Odín la victoria ganada”. Por supuesto, está más que abierto al debate, y muchos historiadores ponen en seria duda que estemos ante algo más que una ficción literaria (la serie Vikings mostró parte del ritual).
Sea como fuere, lo que sí está claro es que la era vikinga estuvo marcada por una sociedad extremadamente violenta, y en el caso de Noruega, los principios de esa violencia no estaban tan definidos por la jerarquía de las autoridades, sino simplemente por la de aquel que tenía la capacidad de ejercerla.
Imagen | Goodfon, MGM, Sacrificial scene on Hammars, Jan Bill et al. / Journal of Anthropological Archaeology, viciarg, Jakub T. Jankiewicz
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