Hay gente que cree que las bombas atómicas no existen y nunca se lanzaron: bienvenidos al negacionismo nuclear
Las bombas atómicas no existen y, por tanto, nunca se lanzaron sobre Hiroshima y Nagasaki. Que se lo cuenten a decenas de miles de japoneses (o a este hombre que sobrevivió a las dos bombas lanzadas el 6 y 9 de agosto de 1945). Pero, igual que hay terraplanistas, negacionistas del cambio climático, de la nieve y hasta de las gafas, hay quien sostiene que las bombas atómicas, sencillamente, nunca se inventaron.
Hay un par de razones con las que defienden su teoría, el problema es que se rebaten con facilidad (más allá de los miles y miles de muertos que dejaron las dos únicas bombas atómicas lanzadas, claro). Ahora bien, en uno de sus argumentos tienen algo de razón. Un poquito.
Las bombas nucleares son falsas. El estreno del biopic de ‘Oppenheimer‘ fue uno de los taquillazos del verano pasado. El momento culminante de la cinta es la noche del 16 de julio de 1945, cuando a las 05:29:45 la noche se convirtió en día gracias a la prueba de la bomba Trinity. Es lo que suscitó que algunas personas rescataran ese discurso de que las bombas atómicas nunca se lanzaron.
Uno de los motivos que dan es que, si producen una luz cegadora, sería imposible que una cámara lo capturara sin quemar toda la imagen. Otra razón es que no es posible que una cámara sobreviva a las explosiones, mucho menos la película. Y otro motivo es la propia radiación.
Grabando Trinity. Vamos a empezar hablando de la tecnología para capturar las imágenes, ya que es de lo más interesante. Un material que, seguramente, Nolan estudió con detenimiento es el vídeo que muestra la explosión del test Trinity desde tres ángulos distintos. Es bastante espectacular y, básicamente, nos permite ver una panorámica de la explosión y dos planos detalle muy interesantes. Algo curioso es que se detalla tanto la distancia a la que están las cámaras (todas a 9.140 metros) como el angular de la cámara y la apertura.
La imagen aparece quemada en el primer y tercer vídeo, pero con teleobjetivo de 450 milímetros, capturaron con una apertuda f/16. Es un diafragma muy, muy cerrado que permite que entre poca luz y, admeás, grabaron a una altísima velocidad. Se ve pueden ver detalles, pero está muy oscuro. Quizá, el más interesante es el tercer vídeo a f/5.6 y con un teleobjetivo más largo.
Cámara rapatrónica. Es cierto que el detalle es justito, pero eso no ocurre con la cámara de Harold Edgerton. De hecho, las imágenes de su invento son hasta demasiado buenas. La aportación de Edgerton a la fotografía es innegable, pero volviendo a las bombas, Edgerton, que era fotógrafo e ingeniero electrónico, ideó un sistema llamado disparador rapatrónico. Se trata de un sistema que, además de estar preparado para resistir el impacto de la detonación, cuenta con una velocidad de obturación difícil de asimilar.
1/1.000.000.000, o una exposición de 10 nanosegundos. Es, como digo, una velocidad de obturación difícil de asimilar que, además, se apoya en diferentes filtros polarizadores para obstaculizar el paso de la luz. Aunque tampoco podemos hablar de un obturador mecánico, ya que a esa velocidad se desintegraría, por lo que la cámara utilizó un obturador electromagnético que responde a un pulso eléctrico. Básicamente, gracias a lla se podían ver los primeros 10 nanosegundos de una explosión nuclear, siendo una imagen que permite que veamos… lo invisible.
Y resistencia… atómica. Por tanto, ya sabemos cómo se pudieron obtener fotografías tanto con métodos tradicionales como con la cámara rapatrónica. Ahora bien, ¿cómo sobrevivieron estas cámaras? Lo primero es que se encontraban a una distancia considerable, como las que hemos visto de la prueba Trinity y, utilizando teleobjetivos más o menos largos, pudieron grabar el resultado. Lo segundo es que estaban protegidas. Tenían cuerpos de acero y plomo, además de estar ubicadas en postes.
En documentos desclasificados podemos ver cómo eran algunas de las 50 cámaras utilizadas en la ‘Operación Teapot’ de 1955 en la que se detonaron 14 bombas, algunas de ellas de hasta 43 kilotones. Little Boy, la bomba lanzada sobre Hiroshima, produjo una detonación de 16 kilotones. Además, en el caso de la cámara rapatrónica, el sensor y la película estaban fijos a una distancia segura mientras que un mecanismo de espejos articulados funcionaban de objetivo y podían moverse para apuntar a la zona de la explosión.
En el vídeo que tienes justo sobre estas líneas se puede ver una de estas pruebas en las que se graba la destrucción de estructuras desde cámaras que, aparentemente, no sufren ningún daño. Precisamente, ese vídeo volvió a ponerse de moda el año pasado cuando el millonario Marc Andreessen lo utilizó para reafirmar su teoría de que las bombas atómicas no existen.
En una de las imágenes, aparentemente pasa un coche detrás de una de las casas justo antes de la explosión y el motivo es que, para el montaje, se utilizaron imágenes de días previos junto al mismo momento de la explosión para mostrar el antes y el después. También hay quien piensa que las estructuras estaban hechas a escala, de ahí el movimiento extraño al volar por los aires. Nunca he estado en una explosión nuclear, así que no puedo afirmar cómo se comportaría una casa.
Cáncer. Algunas cámaras se perdieron, pero al final la explicación más sencilla suele ser la correcta y la suma de habitáculos especialmente diseñados para aguantar la explosión en cámaras ubicadas en puntos cercanos y el uso de potentes teleobjetivos fue lo que permitió captar las imágenes.
Ahora bien, aunque las cámaras y películas sobrevivieron, en aquella época había algo que se pasaba por alto: la radiación. De hecho, hubo operarios (a los que se conoce como ‘camarógrafos atómicos’) que murieron de cáncer y hay quien opina que “sin duda, fue algo relacionado con las pruebas”. Sin olvidar otras terribles consecuencias.
Lo de Hagasaki e Hiroshima. Antes comentamos que había otra duda: la radiación. La pregunta es cómo puede vivir alguien actualmente en Nagasaki e Hiroshima si se detonaron bombas nucleares y el área de Chernóbil sigue estando contaminada. Aquí hay tres puntos muy importantes a tener en cuenta:
- La energía liberada en las bombas fue muy interior a la que se produjo en Chernóbil. Little boy tenía 64 kilos de uranio. Fat Man tenía 6,2 kilos de uranio. Chernóbil tenía 3.600 kilos de uranio puro. Aun así, no es comparable el enriquecimiento de uno y otro, pero intervinieron más factores.
- La reacción tuvo mucho que ver. En las bombas de Hiroshima y Nagasaki, sólo 0,9 kilos de uranio y plutonio se sometieron a la fisión nuclear. En Chernóbil, el accidente liberó seis toneladas de combustible nuclear que liberaron isótopos radioactivos. Los isótopos de la bomba son extremadamente radioactivos, pero tienen un periodo de vida corto, mientras que los de una central nuclear son mucho más lentos.
- La ubicación: las bombas se detonaron a 550 y 600 metros de altura sobre las ciudades. El accidente de la central fue a nivel del suelo, contaminando profundamente la tierra y, además, por las circunstancias ambientales, la nube radioactiva viajó cientos de kilómetros.
La paz atómica. Pero, pese a todo, algo de razón sí tenía Marc Andreessen. Durante 1945 y 1962, Estados unidos detonó cientos de bombas nucleares, algo que fue grabado en algunos casos. También lo hizo Rusia y, más allá de documentar el proceso, es evidente que había una intención propagandística para que el país enemigo fuera consciente del poder tecnológico del rival.
Al final, en la entrevista completa a Andreessen en el show de Joe Rogan se puede ver que, al comienzo, no niega que las bombas existieran, pero tampoco lo cree firmemente. Eso, unido a la reacción de Rogan, sembró entre ciertos usuarios las dudas sobre la existencia de las mismas.
Ahora bien, ese negacionismo de las bombas nucleares no se ha visto únicamente en la esfera norteamericana y es algo similar a lo que ocurrió con la llegada a la Luna, con personas que siguen defendiendo que no ocurrió y manteniendo que Stanley Kubrick estuvo en el ajo.
Imágenes | Edgerton Digital Collections cortesía del MIT, Gobierno Federal de los EEUU
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