Aún no se ha ido El Niño del todo y los meteorólogos ya están preparándose para La Niña: así influye en nuestro clima
Hace un año, mientras todo el mundo estaba anunciando la llegada de El Niño y hacía llamamientos para que nos preparáramos, la Oficina Meteorológica de Australia (BoM) dijo que aún era pronto. Y lo siguió diciendo hasta septiembre de 2023, tres meses después de que lo declararan la NOAA o la OMM, porque los indicios disponibles no eran suficientes.
Y no es que no les importara. Australia es una de las regiones del mundo más afectadas por la El Niño y no declarar su llegada conllevaba retrasar los esfuerzos del Gobierno, los empresarios y la sociedad para prepararse ante sus efectos. Sencillamente, aún era pronto.
Pues bien, mientras el resto del mundo está a otra cosa, el BoM acaba de alertar sobre el fenómeno de La Niña.
¿Entonces ya es oficial? ¿Ya estamos en La Niña? No, no exactamente. El BoM da la alerta sobre La Niña justo cuando las probabilidades de que ocurra en los próximos meses llegan al 50% y hay pronósticos a largo plazo que invitan a pensar que va a ir a más. Ahora mismo, las condiciones en el Océano Pacífico son neutrales y, por lo que sabemos, así va seguir hasta agosto.
Lo que nos dice la alerta del BoM es que la cosa puede ponerse seria mucho antes de lo que pensamos.
Porque… ¿Qué problemas trae La Niña? Lo que conocemos como El Niño-Oscilación Meridional es un fenómeno climático cíclico (aunque algo irregular) que tiene grandes efectos sobre el clima mundial. Durante la fase cálida, la ausencia de vientos aliseos que refresquen la superficie de las aguas del Pacífico ecuatorial hace que las temperaturas se disparen. Allí y el resto del planeta.
Con la salvedad de las estaciones, hablamos de la fuente más importante de variabilidad climática anual de todo el planeta. Y, aunque la atención se la suele llevar El Niño porque su impacto mundial ha sido enorme. La Niña, en cambio, suele ser más sutil.
Pero no inocua. De ningún modo. Los efectos son amplios y complejos, pero hay cosas que tenemos bastante claras. En el sudeste del continente americano las temperaturas se vuelven más cálidas de lo normal. De la misma forma, se hacen más frías en el Noreste. En Ecuador y Perú se esperan menos precipitaciones de lo normal y el Noreste de Brasil, lluvias torrenciales.
En México, es habitual que La Niña provoque (o haga más intensa) la sequía en el norte y centro del país, mientras que incrementa las precipitaciones en el Pacífico, el sur del Golfo de México y la Península de Yucatán. En España también suele ser sinónimo de menos lluvias.
Es decir, La Niña puede traer muchos problemas. Y, a diferencia de El Niño, puede durar hasta tres años sin problema.
¿No hay ninguna buena noticia? En realidad, sí. En términos agregados, La Niña es mejor que El Niño. Pero, además,
Imagen | NOAA
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