Francia va muy en serio en su guerra contra la reduflación: los productos empequeñecidos tendrán que avisarlo por ley
Una de las muchas consecuencias de la inflación que acaba repercutiendo en los bolsillos de los consumidores es la denominada reduflación, ese proceso perverso donde uno va al super y compra su producto X, pero por el mismo precio (o quizás algo más), en su interior ahora hay algo menos. Francia, que suele tomarse muy en serio los derechos de los consumidores, fue uno de los primeros países en levantar la voz, y ahora todo indica que será pionera con una medida que va un paso más.
La nueva norma. Según muchos medios nacionales, a partir del próximo 1 de julio los supermercados deberán instalar carteles para indicar claramente los productos cuyas cantidades se han reducido recientemente. Como se recalca, la idea es dejar claro cuándo se da una técnica considerada engañosa por las asociaciones de consumidores y también denunciada por los distribuidores.
El ejecutivo tiene listo un proyecto de ley. Los carteles exhibirán el siguiente mensaje: «Para este producto, la cantidad vendida ha pasado de X a Y y su precio por kilo, gramo o litro ha aumentado un X % o X euros». Además, dicho aviso deberá mantenerse un mínimo de dos meses. Un proyecto de ley que está siendo estudiado por el equipo del primer ministro y será promulgado por el Boletín Oficial del Estado francés, Légifrance /Journal officiel, en las próximas fechas.
Reduflación. Si nos vamos al significado desde el ámbito puramente económico, el término hace referencia a cualquier proceso en el que las mercancías se reducen en tamaño o cantidad, mientras que sus precios siguen siendo los mismos o, peor, incluso aumentan. El término es relativamente nuevo y surge en la década de 2010 en medios anglosajones (“shrinklation”), principalmente debido a la crisis y posterior pérdida de poder adquisitivo de la moneda en el país de operaciones.
Guerra de Carrefour. En clave del consumidor y los supermercados, se ha hecho extremadamente popular a partir de septiembre de 2023, cuando la cadena francesa de supermercados Carrefour tomó el guante del gobierno y fue el primer establecimiento que colocó etiquetas de avisos en sus estantes para advertir a los compradores de los productos que estaban realizando reduflación (llegaron a identificar hasta 26 productos). Por cierto, en este punto no está de más recordar que poco después salió un comunicado de los grupos de protección al consumidor en Europa contando que la práctica era generalizada, incluyendo a la propia Carrefour con sus “marcas blancas”.
No solo la reduflación. Hablando de la lucha por los derechos de los consumidores en Francia, no es solo la reduflación. El país también ha sido uno de los estandartes por el denominado “derecho a reparar”, en esencia, que el consumidor tenga la posibilidad de aumentar la vida de sus dispositivos. La lucha tuvo un momento clave el 25 de noviembre de 2020, cuando el Parlamento Europeo aprobó una ley que permitía o favorecía el objetivo de aumentar la vida útil de los dispositivos electrónicos (y sí, a Apple le costó “entender” esta media, pero poco a poco ha entrado en razón).
¿Y en España? En el verano de 2022, fue noticia en todos los medios una denuncia de la OCU. Al parecer, detectaron que hasta seis empresas habían camuflado subidas de precio reduciendo el tamaño del producto (Gallo Pescanova, Colacao, Tulipán, Campofrío y Danone). Desde entonces, e inflación galopante mediante, lo cierto es que las quejas se han sucedido, siendo el último de los casos más sonados el ocurrido el pasado mes de enero, cuando se acusó a PepsiCo de aplicar unos aumentos excesivos.
La pregunta que se hacen muchos, ahora que parece que Francia va a aplicar una innovadora medida contra la reduflación bajo proyecto de ley, es si España y el resto de países de la UE le seguirán el camino. En España, según la OCU, hasta un 7% de la cesta lleva la firma de este fenómeno, uno que, además, no dudan en tildar de “anticompetitivo, poco transparente y cada vez más habitual”.
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