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Volkswagen empieza a comprender a Toyota con el coche eléctrico. Así que invertirá 60.000 millones de euros en combustión

El coche eléctrico se ha convertido en todo un dolor de cabeza para Volkswagen. La marca está inmersa en una crisis a la que le está costando encontrar una salida. Una mala planificación y un retroceso inesperado en la demanda del coche eléctrico ha provocado que los alemanes estén rediseñando sus planes.

Y eso son 60.000 millones de euros.

Un proyecto faraónico. Con unos cimientos que han hecho tambalear el edificio de arriba a abajo. A finales de 2022, Volkswagen anunció que sus planes para con el coche eléctrico seguían adelante y que en 2033 no venderían nada que no lleve esta tecnología en nuestro continente.

El anuncio llegaba después de un verano convulso. Apenas unos meses antes, Herbert Diess, su CEO por aquel entonces, era despedido. La noticia se vendió como una renuncia pero las informaciones dejaban claro que la directiva había presionado lo suficiente para garantizar la salida de Diess. La llegada de Oliver Blume, actual CEO, sólo confirmaba los rumores.

El grupo automovilístico vivía en el caos. Para saltar al coche eléctrico, la compañía se había propuesto un plan estratégico que se ha confirmado como demasiado costoso y complejo. El grupo anunció que mataría su plataforma MEB para coches eléctricos (la misma que ahora comparten con Ford). Mientras, dos de sus coches de lujo (Porsche Macan eléctrico y Audi Q6 eléctrico) deberían utilizar la plataforma PEE pero ésta sólo haría las funciones de transición hasta la esperadísima Scalable System Platform (SSP, por sus siglas en inglés).

En llamas. El proyecto, como decíamos, ha sido un dolor de cabeza para Volkswagen. Porsche compró su libertad para ir por libre, la plataforma PEE de Porsche y Audi sufrió diferentes retrasos. Audi ha tenido que comprar en China una plataforma para sus vehículos en aquel país. El proyecto Trinity, el más avanzado para su plataforma SSP, también se ha retrasado. Y Cariad ha despedido a miles de empleados porque se les ha señalado como responsables de los lanzamientos que no se produjeron en la fecha esperada.

Todo ello ha puesto patas arriba el Grupo Volkswagen. Oliver Blume llegó a asegurar que el grupo tenía “el tejado en llamas” y que era necesario hacer importantísimos ajustes económicos. Un torniquete de 10.000 millones de euros para contener una hemorragia que, incluso, ha terminado con la retirada de los Porsche de representación a más de 200 empleados.

No se venden. A todo lo anterior hay que sumar que sus coches eléctricos no se venden. O, al menos, no tanto como Volkswagen esperaba. Los germanos no han sido la única compañía que ha dejado caer que las estimaciones fueron demasiado optimistas. Mercedes, por ejemplo, ha dado marcha atrás en sus proyectos.

Lo cierto es que la demanda del coche eléctrico sigue creciendo pero en los últimos meses se ha enfriado. Tiene lógica porque una vez se han colocado los vehículos de gamas altas, queda por conquistar al público generalista. Y para esa gran masa de clientes, el coche eléctrico sigue siendo caro de partida y las opciones de entre 20.000 y 25.000 euros apuntan a coches de autonomía contenida.

60.000 millones de euros. Con el frenazo que está experimentando el coche eléctrico, Volkswagen se ha propuesto seguir invirtiendo en los motores de combustión para “mantener nuestros motores de combustión competitivos”, en palabras de Arno Antlitz, máximo responsable de las finanzas de Volkswagen, en palabras recogidas por Motor1.com.

La cifra no es desdeñable: 60.000 millones de euros. Es la cantidad que Volkswagen destinará para actualizar sus motores y adaptarlos a unos límites de emisiones que, si todo marcha según lo previsto, serán más y más estrictos en los próximos años. Con todo, hay que esperar pues Euro 7 dejó finalmente las cosas más o menos como estaban y la decisión de prohibir motores de combustión en 2035 no es del todo firme y ya admitió aquellos que sean “neutros en carbono”.

Una oferta acorde a la demanda. Con todo, Antlitz insistió que “el futuro es eléctrico” y que la decisión de saltar al coche eléctrico sigue en pie. Pero si algo está demostrando el estado actual del automóvil es que la demanda tendrá que crecer mucho para cumplir con las expectativas de las marcas.

Si el comprador sigue pidiendo motores de combustión, Volkswagen parece dispuestas a dárselos. Una decisión que refuerza los planes estratégicos de compañías como Toyota, que han recalcado constantemente que su producción de coches eléctricos sólo crecerá cuando exista una demanda suficiente para sostenerla.

Foto | Volkswagen

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