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Una desconocida empresa de Barcelona se ha vuelto indispensable para la ESA: su software controla el cohete Ariane 6

Cuando el nuevo cohete europeo Ariane 6 atravesó por primera vez la atmósfera hace unos días, lo guiaba el software de una pequeña empresa española llamada GTD.

La empresa que programa los cohetes europeos. Con sede en Barcelona, GTD es una consultora de ingeniería especializada en sistemas críticos que crea software para cohetes desde el año 2000.

Se ha convertido en un referente de la ingeniería aeroespacial y tiene un papel clave en el desarrollo del nuevo cohete de carga pesada Ariane 6, para el que ha recibido contratos de unos 60 millones de euros.

40 ingenieros trabajando en el corazón de Ariane 6. La particularidad de GTD es que a menudo compite contra empresas 5, 10 y hasta 100 veces más grandes por las licitaciones públicas y los contratos privados de la Agencia Espacial Europea (ESA), la agencia espacial francesa (CNES) y el fabricante de cohetes ArianeGroup.

Unos 40 empleados de GTD han participado en el desarrollo de Ariane 6. 20 desde el Puerto Espacial Europeo de la Guayana Francesa, donde GTD tiene garantizado el trabajo de mantenimiento de su software para toda la vida operativa del cohete.

Sistemas de vuelo y de tierra. GTD ha desarrollado junto a ArianeGroup software para los sistemas a bordo del cohete y los de tierra. El código del segmento a bordo es crucial para la gestión autónoma del vuelo desde el lanzamiento hasta la inserción en órbita.

En el segmento terrestre de Ariane 6, GTD ha liderado la calificación técnica y operacional del sistema de lanzamiento, que incluye los sistemas de seguridad (CFS), la familia de bancos de control (CBF) y el sistema de interfaces fluidas (IPSO) para la gestión de fluidos criogénicos.

Para la creación e integración de las diferentes partes del cohete Ariane 6 se usaron ocho bancos de control, seis en Europa y dos en Kourou. Luego se integraron en Kourou mediante el banco de control central de GTD, el “cerebro” del lanzamiento que ya ha demostrado su éxito.

Modernizando las comunicaciones del cohete. “El diseño del lanzador anterior (Vega) es aproximadamente del año 2000, y el de Ariane 6, de 2015″, explica a Xataka el director de operaciones espaciales de GTD, Ricardo Bennassar.

“Ariane 6 cuenta con una red Ethernet determinista, mientras que los anteriores lanzadores europeos se basaban en una red utilizada en el ámbito aeronáutico (MIL-1553). Este cambio implica una modificación muy importante en la arquitectura del software”.

Nada de IA, puro determinismo. “El lenguaje de programación utilizado es el mismo que en lanzadores anteriores, en versiones más recientes”, añade Bennassar. “Se trata del lenguaje Ada, que resulta muy eficiente en entornos críticos y deterministas, aunque hoy en día poco común en la mayoría de programadores”.

No hay IA en el control autónomo del cohete. “Todo debe ser determinista y validable. Todos los elementos importantes en un lanzador deben estar redundados, no solo en el cohete, sino en todos los sistemas terrenos que permiten preparar el despegue y realizar el seguimiento del lanzador en vuelo”.

Inspirarse en otros sectores para ahorrar costes. “Los sistemas de tierra debían ser significativamente más eficientes y flexibles que los existentes actuales”, explica Bennassar. “Los costes de desarrollo, mantenimiento y operación debía reducirse al menos un 30%”.

“Nuestra solución ha sido la innovación y transferencia tecnológica de soluciones que son estándar en otros ámbitos industriales al mercado espacial, con sus procesos de ingeniería particulares”.

“Un segundo reto, como consecuencia del primero, es la ciberseguridad. El uso de soluciones industriales estándar conlleva riesgos de ciberseguridad que no existían cuando los sistemas se desarrollaban específicamente para un objetivo concreto”.

Un primer lanzamiento exitoso. Los ingenieros de GTD estallaron de alegría con el lanzamiento de Ariane 6 después de ocho años de trabajo. Ahora el equipo está analizando los datos para introducir mejoras y solucionar problemas, como no haber conseguido desorbitar la segunda etapa.

La sensación que impera es el optimismo. “Resulta extraordinario un funcionamiento tan bueno en un vuelo inaugural que era particularmente complejo, y eso quiere decir que se ha trabajado bien”, concluye Ricardo Bennassar.

Imagen | GTD, Arianespace

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