La mejor manera de utilizar el aire acondicionado en el coche: las claves para luchar contra el calor
Como cada verano, las previsiones de AEMET para las próximas semanas son poco inclementes. Temperaturas por encima de los 40º C en muchos puntos de España, calor extremo generalizado y muy pocos refugios a salvo de la canícula. En estas circunstancias, no solo sufrimos nosotros: también nuestro coche.
Porque la llegada del calor también suele ser sinónimo de escapada de fin de semana o, simplemente, una excursión de día para disfrutar del campo, ver a algunos amigos o visitar alguna localidad cercana. Incluso, también las más lejanas en Europa. Y, por supuesto, allí está presente el momento en el que, recién comidos, lleguemos al coche y maldigamos el momento en el que lo dejamos aparcados al sol.
Cómo evitar que suba la temperatura en el interior del coche
Cuando hablamos de enfriar el interior de nuestro coche de la manera más racional posible, hay una serie de consejos y trucos que no debemos pasar por alto y que, curiosamente, empiezan cuando nos bajamos del coche. O antes de salir de viaje.
Si hasta ahora hemos hecho un mantenimiento adecuado de nuestro vehículo, presuponemos que no nos encontraremos problemas mecánicos que afecten a nuestro sistema de aire acondicionado. Si, pese a todo, tienes dudas, nunca está de más acudir al taller de confianza y revisar todos sus componentes antes de ponerte en marcha.
No es mala idea hacer estos chequeos antes de un viaje largo. Una visita al taller puede ser dinero bien invertido si en ella detectan que la recarga de gas del aire acondicionado necesita ser repuesta, que hay una pequeña fuga en el sistema o que no está de más cambiar los filtros para mejorar la calidad del aire que expulsa al interior.
Todo esto lo debemos hacer con tiempo suficiente antes de salir de vacaciones o de viaje para evitar imprevistos. Pero ten en cuenta que, en situaciones normales, no es necesario recargar el gas del aire acondicionado cada año y que los problemas pueden venir derivados de filtros taponados, fugas en los conductos o un simple problema eléctrico. Dicho esto, una vez en marcha, rebajar la temperatura del aire acondicionado es sencillo, si sabemos como.
Si el coche va a estar aparcado al sol, intenta encontrar una sombra cercana donde dejar el coche. Caminar unos metros más nos puede ahorrar unos cuantos grados de temperatura en el interior del coche. También es bueno calcular hacia dónde va a moverse la sombra en las próximas horas. Lo más probable es que merezca la pena dejar el coche al sol al aparcarlo si sabemos que la sombra terminará por cubrir nuestro vehículo en las horas centrales del día.
Además, no debemos olvidarnos del parasol. No nos engañemos, no va a hacer milagros. Pero sí ayudará a mantener el interior ligeramente más fresco y, sobre todo, evitar que el volante o la palanca de cambios alcance una temperatura tal que dificulte agarrarlo con las manos y, por tanto, reduzca nuestra seguridad a bordo.
Cómo enfriar el habitáculo: antes y después de ponernos en marcha
Como ya sabes, “la paciencia es la madre de la ciencia”. Y en la automoción no es menos.
Antes de ponernos en marcha, lo mejor es abrir las puertas del vehículo y dejar durante unos minutos que el coche pierda parte del calor interior. Una buena manera de acelerar el proceso es bajar la ventanilla del copiloto y “abanicar el coche” con la puerta del conductor. Así generaremos una corriente de aire que refrescará el habitáculo más rápidamente.
Además, para evitar el clásico chorro de aire caliente a la cara, durante el tiempo que estemos esperando podemos poner el aire acondicionado a funcionar suavemente. De esta manera no le exigiremos en exceso y reduciremos los riesgos de avería pero también conseguiremos que el aire que expulsa se vaya enfriando.
Una vez montados en el coche, los primeros metros podemos circular con el aire todavía a bajas revoluciones y con las ventanillas bajadas para que entre algo de aire al interior. Conforme cojamos velocidad, subiremos estas y aumentaremos las revoluciones del ventilados. No deberíamos tardar mucho en tener el habitáculo aclimatado a una buena temperatura.
Recuerda que, mientras circulamos, la temperatura ideal se sitúa entorno a los 22 grados. Si nos movemos en esta horquilla, evitaremos constipados inesperados. Un riesgo que también podemos reducir si no dirigimos el aire frío a la cara y el cuello. Además, el aire frío pesa más que el aire caliente, por lo que es buena idea dirigirlo hacia el techo para enfriar más rápidamente el interior de nuestro coche.
Por último, si el habitáculo ya está frío, podemos aprovechar la recirculación del aire para enfriarlo un poquito más y más rápidamente. Si lo activamos, el coche tomará el aire frío que se mueve por el interior del coche en lugar de priorizar el del exterior, que estará más caliente, y, por tanto, la temperatura bajará más rápido.
Eso sí, recuerda que la recirculación no debe mantenerse durante más de diez minutos si no queremos que el aire que se mueva esté enrarecido y aumente la somnolencia al volante. En algunos coches, este botón está programado para que se desactive automáticamente. Si no es así, utilízalo con precaución para que las ganas de tener un habitáculo frío no vayan en detrimento de una mayor comodidad al volante.
Imagen | Motor Verso y Eric Michael
*Una versión anterior de este artículo se publicó en mayo de 2022