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Beryl ha sido solo el aviso de lo que está por venir: una intensa temporada de huracanes

El huracán Beryl ya es historia. O casi, ya que lo que queda de este ciclón está ya catalogado como tormenta post-tropical. Ya en esta fase, el ex-huracán se desplaza al norte a través de los estados del medio-oeste de los Estados Unidos.

Lo que queda de Beryl. El centro de la tormenta post-tropical Beryl ahora se desplaza a través del estado de Indiana tras haber atravesado de sur a norte buena parte de los Estados Unidos. Ahora se desplaza en dirección al noroeste a una velocidad de unos 32 kilómetros por hora.

El huracán tocó tierra por última vez en la costa de Texas y desde entonces ha ido perdiendo fuerza mientras recorría Norteamérica. Aún así, según las últimas informaciones del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de los EE UU, la tormenta está generando a su paso vientos sostenidos de cerca de 50 kilómetros por hora.

El NHC advierte por ahora de precipitaciones intensas y la posibilidad de inundaciones en los estados colindantes a la frontera canadiense. También avisan de posibles tornados en el valle de Ohio.

Destrucción a su paso. El balance de Beryl ha sido trágico. El huracán ha dejado a su paso al menos dieciocho muertos, diez de ellos en distintas islas del Caribe y otros ocho en los Estados Unidos. Los daños materiales también han sido cuantiosos, con numerosos hogares e infraestructuras inutilizables tras el paso del huracán.

Sin precedente conocido. Beryl ha sido un huracán singular en muchos aspectos. La temporada atlántica de huracanes había comenzado sosegada, con solo una tormenta nombrada hacia finales del mes de junio. Después llegó Beryl.

Beryl se presentó como una perturbación durante la última semana de junio pero pronto fue evolucionando según avanzaba hacia el oeste a lo ancho del océano Atlántico. Para cuando llegó a las Antillas menores ya era un huracán de categoría 4. Ya en aguas del Caribe, Beryl se convirtió en el huracán de categoría 5 más temprano desde que se tienen registros.

¿Qué ha pasado? Las temporadas de huracanes suelen ir avanzando poco a poco hasta llegar a su pico de actividad en agosto, pero este no ha sido el caso. Los meteorólogos consideran que este hecho es causa de la temperatura, inusualmente cálida, del agua en el Atlántico.

La temperatura promedio en el Atlántico norte lleva en niveles de récord desde la primavera de 2023, con algunas zonas 5º Celsius por encima del promedio histórico. Teniendo en cuenta que la acumulación de energía térmica en el agua es el primer ingrediente de los huracanes, la explicación comienza a tomar forma.

La oscilación y La Niña. La perspectiva para esta temporada parece por tanto abocada al pesimismo. Las previsiones indicaban ya hace unos meses que la temporada de este año será intensa, en parte por la temperatura acumulada en el agua y en parte por cambios en la Oscilación del Sur de El Niño.

Hace unos últimos meses, ENSO comenzó a abandonar su fase de El Niño y a transitar a la fase de La Niña. Mientras la primera favorece la aparición de ciclones en el Pacífico, la segunda tiende a hacer que sean más intensos en el Atlántico.

Las primeras previsiones estimaban que La Niña llegaría hacia mediados de temporada. Desde entonces parece que la velocidad de tránsito ha ido rebajándose pero la amenaza de una segunda mitad de temporada aún más fuerte sigue existiendo.

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Imagen | OhHaiMark, Commons

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