Con la muerte del productor de 'Avatar' se ha ido también una era en la que las películas no las hacían los accionistas
La muerte de Jon Landau ha supuesto un inesperado golpe para Hollywood. Se trataba de uno de los productores más queridos de la industria, y corresponsable de algunos de sus mayores éxitos. Pero también supone otra cosa: la constatación de que el Hollywood de hace unos años, el que estaba dirigido por personas y por intereses relativamente vinculados a la creatividad y a la cultura, está desapareciendo.
Su muerte, con solo 63 años, deja sin su principal socio a James Cameron, para el que produjo ‘Titanic’ y las dos películas de ‘Avatar‘ estrenadas hasta la fecha. Es decir, Landau estuvo detrás de tres de las cuatro películas más taquilleras de la historia. Entre otros récords, Landau fue productor de la primera película en recaudar más de mil millones de dólares en la taquilla internacional, con ‘Titanic’.
Landau era conocido por su profunda implicación en las películas que producía: ya había planificado a fondo, en compañía de Cameron, las tres entregas de ‘Avatar’ que quedan por estrenar. Y también se había implicado a fondo en el desarrollo del videojuego de UbiSoft inspirado en la serie y en los cómics de Dark Horse que se derivaron del éxito. Pero no son los únicos de los que podía presumir.
Ya muy joven, con solo 29 años, era el vicepresidente ejecutivo de producción en 20th Century Fox, lo que le llevó a supervisar éxitos como ‘La jungla 2’, ‘Power Rangers’, ‘El último mohicano’ y ‘Mentiras arriesgadas’, donde conoció a James Cameron. Fue al dejar Fox cuando habló de retocar su guión ‘Planet Ice’ y convertirlo en ‘Titanic’. Su colaboración llegó al extremo de que acabó convirtiéndose en jefe de operaciones de la productora de Cameron, Lightstorm Entertainment.
El legado de Landau
En las abundantes muestras de dolor que distintas personalidades de Hollywood han dado tras su muerte, se ha hablado de cómo su implicación con las películas que producía ya no es habitual. El propio Landau afirmaba en 2022 para The Talks que “nunca podría sentarme en un escritorio y limitarme a dar el visto bueno a cosas. No sólo como productor, sino en la vida. Quiero participar, quiero tener voz, quiero influir. (…) No quiero ser ese tío sentado en un escritorio en ningún momento de mi vida”.
La desaparición de Landau supone, de este modo, uno de los últimos coletazos de una forma de entender Hollywood muy distinta de la actual, donde las productoras son conglomerados empresariales donde el cine es simplemente otro de sus tentáculos. El Hollywood actual no solo ha demostrado una y otra vez tener una aversión al riesgo, letal para la creatividad, sino que está controlado por corporaciones que no hunden sus raíces en los creadores clásicos de películas, aquellas empresas que hoy han sido absorbidas por gigantes mediáticos o de telecomunicaciones -Warner, Fox, Universal…-
Aunque Landau firmó, por supuesto, como todo gran productor de Hollywood, secuelas y remakes, y andaba imbuido en todos los resortes mastodónticos de la industria, su forma de entender las películas distaba de las mesas de accionistas que rubrican entrega tras entrega de sagas que han perdido todo su espíritu original. Su carrera junto a Cameron es una buena prueba de ello: aunque con las entregas de ‘Avatar’ rompió en dos ocasiones el récord de película más taquillera de la historia, son películas originales, con una mitología propia y que transmiten mensajes de cierta personalidad.
Eso es lo que explica que Landau viviera tan implicado en ruedas de prensa y presentaciones por todo el mundo de las entregas de ‘Avatar’, y que también luchara para que los cómics, libros y videojuegos de la franquicia fueran fieles al concepto original que había trabajado con Cameron. Para Landau, una película era más que una ristra de (rentables) morcillas, y por eso se le está llorando tan apasionadamente.
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