La red eléctrica puede acabar como los trenes: las grandes eléctricas proponen liberar las líneas de alta tensión
Hay que acabar con el monopolio de Red Eléctrica. No han sido estas las palabras directas, pero sí ha quedado claro cuál es la idea. El gran debate lo ha abierto esta semana Mario Ruiz-Tagle, CEO de Iberdrola España, durante el Foro Económico y Social del Mediterráneo.
“No podemos dejarle todo el problema de la inversión a Red Eléctrica. Planteamos un régimen transitorio en el que la iniciativa privada, a través de subastas y ofertas, pueda construir líneas de alta tensión por un periodo de 30 años”, ha explicado.
El mercado eléctrico es un monopolio de dos partes. Antes de presentar los argumentos de la liberalización, vamos a explicar cómo funciona el mercado eléctrico en España. Tenemos dos partes diferenciadas: el transporte y la distribución.
El transporte son las líneas de alta tensión y está en manos de Red Eléctrica desde 1985. Se trata de una empresa privada que necesita beneficios para sus accionistas, pero donde el Estado es el principal dueño con un 20%. Por sus manos pasa toda la gestión de las líneas por donde pasa la electricidad.
En segundo lugar está la distribución. Aquí hay un monopolio por zonas, donde cinco grandes compañías eléctricas se reparten la tarea: Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa, Hidrocantábrico y Viesgo.
Cualquier consumidor en España cuando quiere acceder a la energía pasa inevitablemente por la distribuidora de cada zona y por la infraestructura de Red Eléctrica.
Las eléctricas quieren encargarse también de la red. En España estas grandes compañías eléctricas son distribuidoras, pero en otros países como Estados Unidos, México o Brasil cuentan con experiencia en la gestión de la red de transporte. Es por ello que solicitan cambiar el sistema español para poder hacerse cargo de las líneas de alta tensión y competir directamente contra Red Eléctrica.
El CEO de Iberdrola ha sido el que más claro ha hablado hasta ahora. Ruiz-Tagle defiende un “regimen transitorio” en el que los operadores privados puedan participar en la red de transporte.
El boom de los centros de datos y el coche eléctrico como justificación. Nos encontramos en una época donde la necesidad de energía es mayor que nunca. Desde la carga de coches eléctricos hasta los requisitos de la inteligencia artificial. Poniendo énfasis en esta coyuntura es por la que justifican la necesidad de actuar y cambiar el modelo actual.
“O despertamos o nos van a despertar. El problema es que cuando uno se despierta sin despertador, normalmente despierta tarde”, apunta Ruiz-Tagle, quien defiende que “no hay que dejar escapar la oportunidad” y hay que apostar por construir un “Valle Ibérico, así como ocurrió con Silicon Valley”. “Tenemos toda la fibra óptica que necesitamos; energía limpia, barata y abundante. Y si hacemos almacenamiento tendremos un mucho mejor aprovechamiento de las renovables”, explica.
El argumento de siempre: guerra de precios. De fondo, la promesa de cara al usuario de una bajada de precios: “el beneficiado será el cliente final porque va a pagar una tarifa inferior”. Actualmente el 20% de la factura eléctrica es para cubrir los costes de transporte y distribución. En caso de una liberalización, este coste dependería de cada compañía contratada.
El coste de las redes, los pajes, actualmente son fijos pero con el modelo que Iberdrola defiende se pasaría a una subasta, una licitación pública donde ganaría el que oferte un menor coste por la infraestructura.
La comparativa con Renfe y Adif. El caso más cercano de liberalización lo tenemos en el sistema ferroviario. Con Adif encargada de la infraestructura y la gestión de los trenes en manos de distintas compañías más allá de Renfe.
Vemos que la infraestructura sigue en manos del Estado con Adif. Salvando las distintas con las peculiaridades de cada sector, pero lo que propone Iberdrola sería el equivalente a que Adif tuviera competencia. Como si SNCF o Trenitalia pudieran encargarse de las vías del tren, además de la circulación de los trenes. Salvando de nuevo las distancias por el marcado carácter nacional de estas empresas.
¿Y con Telefónica? La empresa disponía del monopolio de las telecomunicaciones en los años 90, pero con el paso del tiempo han ido apareciendo nuevas tecnologías que están en manos distintas. Desde el internet por satélite hasta la repartición del espectro 5G. Telefónica sigue prestando servicios universales, pero ha dejado de ser un monopolio como tal.
La diferencia del caso de Telefónica con Red Eléctrica es que no parece que vaya a existir en el corto plazo una alternativa para la distribución de energía, más allá de las líneas de alta tensión.
Red Eléctrica contesta a Iberdrola: 22 de los 27 países de la UE funcionan así. La respuesta de Redeia no ha tardado. Aunque no se menciona directamente, han emitido un comunicado defendiendo el modelo actual.
Redeia explica que estamos ante un “monopolio natural regulado, atendiendo siempre a los costes y los beneficios que aporta al conjunto de la sociedad” y que es el sistema implementado en la mayoría de países de la Unión Europea, para así prestar a todos el mismo servicio en “régimen de igualdad”.
Mientras compañías como Iberdrola demandan una liberalización para poder invertir y ampliar la infraestructura de la red eléctrica, desde Redeia defienden que en 2023 se invirtió un 55% más, alegando que la planificación hasta 2030 ya incorpora las necesidades de esta transición energética. Al tiempo que apuntan que hasta julio se mantiene abierta una consulta pública sobre cómo se debería revisar el nivel de inversiones en la red eléctrica.
Imagen | Robert Thiemann