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Un telescopio subterráneo quiere revolucionar la astronomía con brazos de 10 kilómetros: así será el Einstein

En septiembre de 2017 se daba a conocer el fallo de la Academia de Ciencias de Suecia respecto al Premio Nobel en Física de ese año. Fue a parar a tres físicos adscritos a la Colaboración LIGO/VIRGO, el experimento responsable de detectar las ondas gravitacionales que impactan en nuestro planeta.

Nuevo telescopio. Ahora el experimento que podría tomar el relevo de LIGO/VIRGO comienza a vislumbrarse. Se trata del telescopio Einstein, un nuevo instrumento que, desde debajo de la superficie terrestre continuará la búsqueda de estas ondas.

Detrás de este proyecto hay diversas instituciones coordinadas a través de la German Einstein Telescope community. Es por ahora poco lo que sabemos del proyecto, pero los primeros planes hablan de un presupuesto de 1.800 millones de euros y un coste de operación de 40 millones anuales. Se espera también que la construcción del instrumento comience en 2026 y esté operativo para 2035.

El telescopio sería semejante a LIGO/VIRGO, un triángulo a lo largo de cuyos vértices se emitirían haces láser. El emplazamiento del nuevo instrumento podría estar en la triple frontera entre Alemania, Bélgica y los Países bajos. Se espera que su ubicación se anuncie a lo largo del año.

Un “espectro” distinto. Los telescopios convencionales, desde los ópticos hasta los radiotelescopios, pasando por aquellos como el James Webb que operan en otros rangos determinados, captan ondas en distintos rasgos del espectro electromagnético, luz visible, infrarroja, ondas de radio… Sin embargo no son las únicas ondas que se propagan por el universo.

Albert Einstein predijo al desarrollar su teoría general de la relatividad que existiría otro tipo de ondas, las ondas gravitacionales. No fue hasta un siglo después, en 2015, que se detectaron por primera vez. Una detección que valió un Nobel.

Tercera generación. Ahora los instrumentos capaces de detectar este tipo de ondas caminan hacia su tercera generación. La tecnología empleada es la de los interferómetros láser. En estos aparatos un haz láser es dividido y enviado a través de dos “brazos”. En los extremos de estos, sendos espejos donde el haz rebota. Las ondas gravitacionales deforman el recorrido del haz, haciendo que este llegue de vuelta antes o después en función del recorrido de la onda.

“Queremos utilizarlo para examinar un área que es mil veces mayor de lo que hoy es posible (…). Y deberíamos entonces encontrar considerablemente más fuentes para las cuales los instrumentos actuales no son lo suficientemente sensibles”, señalaba en una nota de prensa Achim Stahl, miembro de la German Einstein Telescope community.

A 250 metros bajo el suelo. El telescopio Einstein está ideado para contener tres detectores anidados, explican sus responsables. Cada uno de estos detectores contará con dos interferómetros con “brazos” de 10 kilómetros de longitud. El telescopio se construirá a unos 250 metros de profundidad para aislarlo de posibles interferencias.

El telescopio será 10 veces más potente que los actuales (las últimas iteraciones Advanced Virgo y Advancer Ligo). Una sensibilidad tan grande como para distinguir cambios en la distancia miles de veces más pequeña que el diámetro de un protón, explica Stahl.

Ondas gravitacionales y estrellas de neutrones. En 2017, unas semanas antes del anuncio del Nobel, la Colaboración LIGO/VIRGO daba una nueva noticia. Era la detección de un choque entre dos estrellas de neutrones. Si la detección de ondas gravitacionales en 2015 había durado unas centésimas de segundo mientras que esta nueva señal duraba unos 100 segundos.

En este tiempo diversos telescopios pudieron apuntar en la dirección desde la que procedía la onda para comprobar qué era lo que estaba pasando desde otra óptica. La colisión pudo así ser observada en dos tipos de onda distintos, en el espectro electromagnético y como onda gravitacional.

Astronomía multimensajero. Los promotores del Einstein quieren convertir esto en la norma. Si logramos tener varios instrumentos como el Einstein en un futuro debería ser fácil triangular el origen de estas ondas para así decir a otros telescopios donde mirar y así lograr sistematizar esta nueva forma de astronomía.

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Imagen | NIKHEF

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