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The Line va a tener una inmensa fachada de espejos. Nadie pensó que por ahí pasan miles de millones de aves

En un vídeo promocional de Neom el pasado mes de febrero, el director de desarrollo de The Line, Denis Hickey, decía que veía el proyecto como una “oportunidad para crear un modelo mejorado de ciudad que interactúe con el paisaje, la naturaleza y el medio ambiente. The Line será un ejemplo para el resto del mundo”. Sin embargo, parece que no repararon en las aves.

El estudio. A comienzos de año se publicó un trabajo en Trends in Evolution & Ecology donde partían de los datos conocidos por la propuesta de The Line para proyectar lo que podría ocurrir en clave ecológica. Planificada para nueve millones de personas, situaban el proyecto como una de las 15 cuestiones clave de preocupación para la conservación de la biodiversidad global en 2024.

Se señala la escala de The Line, junto con sus fachadas de espejos planificadas, como un riesgo para las especies de aves migratorias. “Aunque se comercializa como sostenible, sus dimensiones, su diseño (incluidas fachadas de espejos y, potencialmente, turbinas eólicas en los tejados) y su orientación este-oeste en la cabecera del Mar Rojo significa que es probable que represente un riesgo sustancial para las especies migratorias, particularmente las aves paseriformes”.

El problema: los reflejos. La idea principal del proyecto (criticado anteriormente en otro estudio) son dos rascacielos paralelos, cada uno de 500 metros de altura, que estarán separados por 200 metros y tendrán fachadas espejadas. Aquí está el problema, ya que se entiende que las superficies reflectantes son una de las principales causas de muerte de aves cada año.

El riesgo de miles de aves. También se recuerda que la ubicación de The Line es un “cuello de botella” para las aves migratorias, “las colisiones con edificios matan aproximadamente entre 365 y 988 millones de aves al año sólo en Estados Unidos, y entre 16 y 42 millones en Canadá”, se afirma.

Para que nos hagamos una idea, si el proyecto termina haciéndose con las longitudes indicadas, podría suponer una amenaza para las poblaciones orientales de los aproximadamente 2.100 millones de aves migratorias de más de 100 especies que migran de Europa a África en otoño cada año, para las cuales dicha área constituye ese “cuello de botella” con consecuencias ecológicas.

The Line

Corredores. Ante la duda que se plantea, el director ejecutivo de planificación urbana de Neom, Tarek Qaddumi, explicó hace unos meses que tratarán de reducir las colisiones e incorporar “corredores naturales” que se alineen con los caminos de las aves migratorias. “Estas rutas y patrones migratorios exactos serán mapeados por un equipo dedicado de científicos durante los próximos años”, explicó.

“Es inevitable”. Hace unas semanas, y según documentos revisados ​​por The Wall Street Journal, los planificadores de Neom seguían mostrando preocupación con la ubicación de The Line en esa ruta migratoria utilizada por miles de millones de aves. De hecho, en los documentos los diseñadores escribieron que era “inevitable que un número significativo de aves pereciera”, ilustrando sus preocupaciones con un dibujo de un ave muerto, según el informe.

Arquitectura responsable. Lo cierto es que no es un tema baladí para la arquitectura. En los últimos años ha aumentado la conciencia sobre las colisiones de aves en edificios. De hecho, en 2021 se conoció el caso de la mujer que recogió los cadáveres de más de 200 aves que habían chocado contra los edificios del World Trade Center.

Imagen | Neom, Maria Haanpää

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