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La fortuna de Sam Altman tiene un patrón de inversión: son empresas que luego se asocian con OpenAI

Conocemos a Sam Altman por su faceta al frente de OpenAI, pero no tanto por su labor como inversor en terceras empresas. Gracias a estas inversiones, Altman ha conseguido amasar una gran fortuna valorada en algo más 2.800 millones de dólares, según un informe reciente de The Wall Street Journal.

Resulta llamativo que el principal directivo de la empresa que está cambiando del mundo haya entrado en las listas de las mayores fortunas por la mínima, y haya que bajar hasta las últimas posiciones para encontrarlo. Sin embargo, el directivo de 38 años tiene un as en su manga: sus inversiones. O más exactamente, el tipo de empresas en las que ha invertido.

Sam Altman: pequeñas inversiones muy dispersas

En QZ.com publican que Altman, como director ejecutivo de OpenAI, cobra un salario de 65.000 dólares al año. Puede parecer bastante modesto para el rango de Estados Unidos, pero en realidad es solo una pequeña parte de su salario real que se complementa con bonos y acciones condicionados a los objetivos de la empresa. Una práctica muy habitual entre los altos cargos directivos. Elon Musk o Mark Zuckerberg tienen salarios de un dólar, pero luego cobran bonus millonarios.

La verdadera fuente de riqueza de Sam Altman no es su salario, sino sus inversiones. Altman, además de ser la cabeza visible de OpenAI, también lo fue de Y Combinator, una especie de incubadora financiera para startups que invertía en pequeñas empresas que eclosionaban en proyectos mucho mayores.

Por su labor como inversor de capital riesgo en startups, se estima que al menos 1.200 millones de dólares de su fortuna se encuentran invertidos en pequeñas participaciones en un amplio abanico de startups. Por ejemplo, Altman fue uno de los primeros inversores en la salida a bolsa de Reddit, Airbnb y Spotify. Todas ellas clasificadas como auténticos “pelotazos” en su salida a bolsa con un rápido incremento en el valor de sus acciones.

Sam Altman también fue un precoz inversor en Stripe, una empresa de tecnología financiera que ahora está valorada en 65.000 millones de dólares; o Helion Energy, una empresa de energía nuclear en la que invirtió en sus primeros años de vida.

Juez y parte

No obstante, la investigación que ha llevado a cabo The Wall Street Journal, desvela que Sam Altman estaría incurriendo en varios casos de conflicto de intereses dado su papel al frente de OpenAI, motivo por el cual ya tuvo que renunciar a su puesto al frente de Y Combinator en 2019, tal y como publicaba WSJ.

Reddit ha firmado recientemente un acuerdo de licencia con OpenAI, lo que ha disparado las acciones de la red social un 13%. De ese modo, Sam Altman estaría presente en ambas partes del acuerdo. En una como CEO de OpenAI y en la otra como accionista.

Se enfrenta a la misma situación con Helion Energy, donde OpenAI se encuentra en negociando una colaboración entre OpenAI y Helion Energy, con Altman jugando a dos bandas como juez y parte interesada.

Bret Taylor, presidente de la junta directiva de OpenAI, declaraba al WSJ que Altman ha “seguido constantemente las políticas y ha sido transparente sobre sus inversiones”.

Resulta llamativa esta afirmación, cuando precisamente todo el sainete del despido y readmisión de Sam Altman fue porque “no había sido no fue consistentemente sincero en sus comunicaciones con la junta, lo que obstaculizó su capacidad para ejercer sus responsabilidades”, según alegaba la junta en aquel momento.

Más allá de ser el CEO de OpenAI, Sam Altman también participa en el fondo OpenAI Startup Fund, algo que negó frontalmente hasta que le despidieron. Este fondo ofrece soporte financiero a pequeñas empresas para implementar y desarrollar IA.

“Sam no informó a la junta que era dueño del OpenAI Starup Fund , a pesar de que constantemente afirmaba ser un miembro independiente de la junta sin intereses financieros en la empresa” contaba Helen Toner, exmiembro de la junta directiva de OpenAI, a Mashable.

En Xataka | El dilema de Sam Altman: odia el teletrabajo, pero adora el silencio, el menor coste laboral y la retención de talento

Imagen | Flickr (TechCrunch)

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