El 'Quijote' lleva siglos siendo un gran negocio editorial. La pregunta es si se nos han agotado las ideas para que siga así
Cuando a comienzos del siglo XVII Cervantes escribió las dos partes de su ‘Quijote’, la primera publicada en 1605 y la segunda diez años más tarde, quizás tuviese sospechas más o menos fundadas sobre la buena acogida que tendría la obra. Lo que difícilmente podría imaginarse es que su ingenioso hidalgo acabaría convirtiéndose en un personaje crucial de las letras universales… y en un lucrativo negocio editorial, con miles de ediciones, cientos de millones de copias, decenas de traducciones y adaptaciones de todo pelaje y para todos los públicos. Algunas con enfoques tan peculiares que, en pleno 2024, dejan botando una pregunta:
¿Se le están agotando las ideas a la industria editorial para seguir lanzando novedades y explotando la obra, más allá de replicar viejas ediciones?
Una obra… y una institución. Hace unos años el CSIC decidió investigar cuántos españoles habían leído ‘Don Quijote de la Mancha’ de forma íntegra, de la primera a la última línea. Sus resultados fueron, si no sorprendentes, sí curiosos: solo el 21,6% afirmaba haber leído la novela completa. Gran parte por estudios. El porcentaje puede parecer mejor o peor, pero no afecta a un hecho que hoy suscita un consenso rotundo entre los académicos: el ‘Quijote’ es, sin duda, la gran obra de las letras españolas. Y parte del canon universal. Su autor, Cervantes, suele citarse de hecho en la lista de los grandes literatos, junto a Shakespeare o Dante.
Tan popular, tanto éxito ha alcanzado el ingenioso hidalgo de Cervantes, que a menudo se cuela en los rankings de los libros de ficción más vendidos de toda la historia. Tanto los elaborados en España como en el extranjero. En lo que a best sellers se refiere solo hay una obra que suele aventajar al Quijote de Cervantes: la Biblia cristiana, reconocida incluso por el World Guinnes Records como la obra editorial con más repercusión de todos los tiempos. Se calcula que en cuestión de 1.500 años ha sumado la friolera de entre 5.000 y 7.000 millones de copias.
¿Qué dicen las cifras? Que ‘Don Quijote de la Mancha’ es un grandísimo negocio. Y no solo porque de tanto en tanto se subasten ejemplares raros de la novela por cantidades estratosféricas o los personajes y el propio Cervantes se hayan convertido en un (disputado) reclamo cultural y turístico. El Quijote ha sido y es también un interesante negocio editorial. Llega un dato para hacerse una idea: cuatro siglos después de su publicación, la obra de Cervantes es lectura obligatoria para miles de alumnos de España. Todos los cursos lectivos. Quizás no figure en las baldas de novedades ni en las de “grandes ventas”, pero es difícil encontrar una librería o biblioteca en España que no tenga al menos un par de ejemplares.
El propio Ministerio de Cultura, que recalca que la novela de Cervantes es la segunda obras más editada de la historia, solo por detrás de la Biblia, reconoce que precisamente por ese éxito arrollador resulta difícil precisar con exactitud cuántos ejemplares y traducciones han circulado. Eso no le impide aportar algunos datos que dan una idea de su gran alcance: solo el catálogo de la Biblioteca Nacional suma 2.598 ediciones modernas, posteriores a 1831, y otra treintena previas a 1830. Eso sin contar con manuscritos, planos, dibujos y grabados.
Su éxito universal no deja de ser paradójico porque, si bien la novela ganó popularidad muy rápido, sobre todo la primera parte, reportó a Cervantes una parte ínfima del enorme negocio que acabaría generando. Y no nos referimos al acumulado a lo largo de los siglos. Sabemos que el autor apenas obtuvo el 10% de las ganancias que acompañaron a las primeras ediciones de su novela de 1605.
Millonario y políglota. En cuanto a comercialización, si bien es complicado precisar cifras fiables, como admite Cultura, suele estimarse que se han vendido unas 500 millones de copias del Quijote. Al fin y al cabo la obra de Cervantes no solo se distribuye en español. No mucho después de la publicación de la primera parte se lanzó una traducción al inglés, de Thomas Shelton. Y en 1614 ya había otra en francés de la primera parte. Desde entonces la obra se ha traducido a decenas de idiomas, como el alemán, ruso, japonés, chino, árabe, hebreo o coreano, entre un largo etcétera en el que se incluyen el vasco, catalán, gallego y asturiano.
Despliegue de ediciones. Desde sus primeros años el ‘Quijote’ ha protagonizado múltiples reediciones, incluidas las impresas en 1605 en Lisboa y Valencia o en Bruselas en 1607 y 1611. En los últimos siglos la obra de Cervantes ha acumulado cientos, algunas con una relevancia especial para los expertos, como la de Clemencín y Navarrete de 1819. La industria editorial no ha parado sin embargo de lanzar al mercado ediciones, adaptaciones, traducciones, colecciones ilustradas, conmemorativas… En 2005, coincidiendo con el cuarto centenario del lanzamiento de la primera parte, las academias de la lengua presentaron una “edición popular” que diez años después volvió a editar Alfaguara con una tirada limitada.
Una obra, muchos enfoques. El ‘Quijote’ ha saltado a la gran pantalla, ha inspirado series, adaptaciones infantiles, juegos, cómics, estudios de todo tipo… y obras, versiones y diferentes adaptaciones que todavía hoy siguen llegando como novedades al mercado editorial, pero dejan botando una pregunta: ¿Se agotan las nuevas ideas para seguir rentabilizando la obra maestra de Cervantes?
En los últimos años se han lanzado obras que incorporan códigos QR para enriquecer la novela con recursos audiovisuales o adaptaciones que intentan trasladar el texto cervantino al español actual. Ese es el enfoque por ejemplo de ‘Don Quijote de la Mancha puesto en castellano actual’, firmada por Andrés García Trapiello, escritor y editor que dedicó casi una década y media a profundizar en la obra del siglo XVI para trasladarla al uso del idioma en el XXI. Incluso es posible comprar, como novedad, una edición conjunta de la obra original y la adaptación.
¿Actualización o crisis de ideas? La iniciativa de Trapiello deja varias preguntas sobre la mesa: ¿Es necesario una adaptación así de una obra que, si bien tiene ya más de cuatro siglos, sigue siendo inteligible para el lector del siglo XXI? ¿Puede interpretarse como un empeño en lanzar novedades editoriales en torno a la obra de Cervantes? Y en ese caso, ¿qué nos dice sobre los planteamientos e ideas del sector? El propio Trapiello se pronunciaba al respecto durante una entrevista con Mercurio, en la que aludía precisamente al estudio realizado por el CSIC.
“El 70% de quienes aseguran haberlo leído no aciertan a declarar el nombre de don Quijote, Alonso Quijano. Y de los que afirman haber leído el libro creen entenderlo por aproximación, perdiendo más del 40% de los significados porque a menudo, cansados de las notas al pie de página que interrumpen de continuo la lectura, se las saltan. El 70% declara también que su lectura es difícil o muy difícil”.
“Es como esos niños que van mal en el colegio, cuyo retraso se achaca a distracciones, problemas en casa, desinterés… —concluye el escritor y editor— Luego resulta que eran miopes, que no veían el encerado y cuando se les gradúa la vista y se ponen gafas, se soluciona todo. Mi traducción son esas gafas para el lector, el instrumento que permite no sólo ver algo, sino reconocerlo”.
Imagen | William Murphy (Flickr)