Los historiadores llevan décadas peleándose con un enigma: qué son los caracoles guerreros gigantes de la Edad Media
Los han estudiado, les han dedicado horas y más horas de debate académico, sesudos ensayos históricos e incluso alguna que otra teoría; pero aún así, pese a todos esos esfuerzos, los investigadores todavía no han conseguido descifrar uno de los misterios más rocambolescos de los códices iluminados de la Edad Media: ¿Qué diantres son los caracoles guerreros gigantes que aparecen representados en decenas de manuscritos de los siglos XIII, XIV y XV, moluscos retratados a escalas desproporcionadas, en actitud amenazante y peleando con caballeros?
Explicaciones hay unas cuantas. Respuestas, ninguna.
Caracoles guerreros. Lo sé, suena a oxímoron; pero esa es la sorprendente imagen que se reproduce en decenas de manuscritos elaborados entre los siglos XIII y XV: caracoles enfrentándose a caballeros pertrechados con escudo, espada y armadura. A veces los gasterópodos son gigantescos, otras pequeños; en ocasiones parecen flotar o se encaraman sobre superficies elevadas y hay casos en los que se arrastran por el suelo. Casi siempre apuntando con sus antenas al oponente.
Varían también las imágenes de los caballeros. Y mucho. Algunos aparecen en plena pelea con los caracoles, a los que amenazan con espadas, hachas y palos, o con lazas mientras cabalgan a lomos de sus caballos. Otros están arrodillados ante sus oponentes gasterópodos en una actitud sumisa, casi de súplica. La iconografía es enormemente rica. Se conocen imágenes de damas que ruegan a sus caballeros que no se enfrenten a caracoles. E incluso hay al menos un caso en el que es una mujer la que parece plantar cara al molusco con una lanza y un escudo.
Pero… ¿Tantos hay? Bastantes. Lo suficiente como para que esas desconcertantes imágenes lleven décadas cautivando a los expertos y se hayan formulado teorías de todo tipo para explicar qué representan. Se sabe que en 1850 ya llamaban la atención de los bibliófilos. Y en 1962, la erudita Lilian MC Randall publicó en Speculum un estudio, titulado ‘The snail in gothic marginal warfare’, en el que hablaba de estas representaciones y elucubraba sobre sus posibles lecturas. Randall llegó a contar 70 ejemplares en 29 obras diferentes. Y la mayoría se dibujaron en un período relativamente breve, entre 1290 y 1310.
Las imágenes de los guerreros que se arrastran con concha, antenas y una cola viscosa han seguido fascinando a expertos de instituciones como el Smithsonian o la British Library, que en 2013 publicó un artículo específico sobre las ilustraciones de caballeros enfrentándose con gasterópodos. Para ilustrarlo incluía una decena de reproducciones en las que se ven toda clase de caballeros y caracoles en escenas dignas del mejor surrealismo. En una de ellas, extraída del Salterio de Gorleston, quien lucha contra el caracol con escudo y sable es incluso… ¡un mono!
Buscando los orígenes. Importa qué muestran, pero también cuándo y dónde surgieron estas ilustraciones. “Como puede atestiguar cualquiera esté familiarizado con los manuscritos del XIII y XIV, las imágenes de caballeros armados luchando contra caracoles son comunes, especialmente en los márgenes. Pero la ubicuidad de estas representaciones no las hace menos extrañas”, anota la British Library.
Los expertos apuntan a que los primeros diseños de este tipo se localizaron en manuscritos iluminados en el norte de Francia hacia 1290 y que con los años se extendieron a otras obras flamencas e inglesas. Tras perder fuerza, el motivo pareció resurgir brevemente en manuscritos elaborados ya a finales del XV.
Hay ejemplos en una lista genealógica de reyes de Inglaterra de finales del siglo XIII, el fascinante Salterio de Gorleston; el Li livres dou tresor, de Brunetto Latini; el Salterio de la Reina María, una obra del XIV bautizada con el nombre de María I de Inglaterra; las Decretales de Gregorio IX; o el Salterio de Macclesfield del siglo XIV. La lista suma y sigue con diseños fascinantes basados siempre en una mezcla a priori tan inverosímil como la de caracoles y caballeros armados.
La gran incógnita. Los medievalistas han documentado decenas de ejemplos, pero lo que no han conseguido aclarar, no al menos con una respuesta capaz de generar consenso en la comunidad, es qué diantres representan esos caracoles.
“Ha habido mucho debate académico sobre el significado de estas imágenes de combates de caracoles”, admite la Biritish Library. Una de las razones de que no resulte fácil despejar el misterio es que los gasterópodos parecen colarse en todo tipo de textos: salterios, libros de horas, el famoso Libro de los Tesoros… Incluso se han encontrado en paneles tallados a comienzos del siglo XIV en la catedral de Lyon. A menudo las imágenes parecen no tener relación alguna con su contexto.
De sátira a crónica social. Teorías sobre qué querían mostrar los artistas con ellas hay para dar y tomar. Algunas hablan de un carácter satírico y jocoso, de una forma de aligerar el contenido de las obras y dar a los lectores una imagen graciosa con la que descansar del contenido de las obras. Otras apuntan a que la imagen del caballero enfrentándose a caracoles simboliza la cobardía, que al menos en algunos casos podían ser una metáfora de la resurrección, la sexualidad femenina o incluso que podrían interpretarse como la pugna entre los pobres y la aristocracia.
“La lucha entre el caracol y el caballero es un ejemplo del mundo al revés, un fenómeno más amplio que produjo imágenes medievales diferentes”, explica a la BBC Marian Bleeke, profesora de arte medieval en la Universidad de Chicago: “La idea básica es el vuelco de las jerarquías existentes o esperadas. Se supone que es sorprendente e incluso divertido; creo que hoy lo entendemos de modo implícito”.
¿Una burla para los lombardos? Una de las teorías más populares, deslizada ya en los 60 por Randall, es que el caracol podía ser un símbolo de los lombardos, “un grupo vilipendiado en la Alta Edad Media por su actitud traicionera, el pecado de la usura y ‘un comportamiento poco caballeroso'”, precia la British Library.
De esa interpretación se han hecho eco otros expertos, que recuerdan que los lombardos se mostraban como un grupo dedicado a la usura y que gozaban de mala imagen en la Francia medieval, donde se elaboraron muchas de las imágenes de los gasterópodos guerreros. Que sea popular no significa que esa interpretación esté libre de polémica. Hay quién la ve con escepticismo y cuestiona que pueda explicar por qué los dibujos de caracoles se volvieron tan populares en Europa.
La metáfora infinita. Otro posibilidad es que los caracoles guerreros no tengan un único significado, sino que se usaran como símbolos que deben interpretarse en el contexto de cada obra. El molusco no sería así un símbolo con una sola lectura, como han querido ver algunos, sino que sería indisociable de su entorno.
“No creo que las imágenes funcionen así. Me gustaría fijarme en cómo se representaba el caracol, qué aspecto tenía y dónde estaba situado para así poder pensar en el significado que se le daba en cada caso concreto”, reflexiona Bleeke. “Es posible que hayan significado todas estas cosas y más en un momento u otro —concuerdan desde la British Library— Es importante recordar, como anotó Michael Camille, que le dedicó varias páginas a este asunto: ‘Las imágenes marginales carecen de la estabilidad iconográfica de una narrativa o icono religioso'”.
Imágenes | British Library