Hace una década, la DGT quería elevar la velocidad a 130 km/h. Qué fue de un nuevo límite que nunca vio la luz
España fue Alemania en materia de tráfico. Lo fue, al menos en parte, hasta 1974, año en el que se aprobaron los límites de velocidad en las carreteras de nuestro país. La decisión llegó con el Decreto 951 del 6 de abril de 1974 y, al contrario de lo que pudiéramos pensar ahora, no se hizo por un motivo de seguridad vial.
De hecho, el límite de 130 km/h que quedó fijado para las vías rápidas apenas era superado por un puñado de coches en las carreteras españolas. Aunque el parque móvil se fue renovando a gran ritmo aquellos años, entonces era el Seat 127 el que más unidades colocaba en el mercado. Un modelo que, exprimiéndolo al máximo, apenas superaba ese límite máximo permitido.
La decisión de establecer un límite de velocidad llegó motivado, sin embargo, por un ahorro de costes para el país. Eran los años de la crisis del Petróleo y los coches que llegaban al mercado eran más y más potentes. Era cuestión de tiempo que la inmensa mayoría de los conductores pudieran superar con alegría los 130 km/h que se habían puesto como barrera para ahorrar gasolina.
Este límite no estuvo vigente durante mucho tiempo. En 1976 se decidió rebajar “temporalmente” la velocidad máxima legal a 100 km/h. La medida queda recogida en esta orden, donde queda claro que este nuevo límite debía ser algo coyuntural y que la velocidad máxima genérica seguía siendo de 130 km/h.
La medida, sin embargo, se mantuvo durante cinco años y, pese a que en 1980 se anunció que se revertiría, en 1981 se redefinió la norma para dejarla en los actuales 120 km/h. Un límite que sólo se ha tocado, muy brevemente, para rebajar la velocidad a 110 km/h en 2011, dado el aumento del coste de los combustibles durante la Primavera Árabe.
Pero, aunque los límites de velocidad en autopistas se han mantenido y en carreteras secundarias se han bajado, hubo un día que se intentó elevar el límite máximo de velocidad.
Y no hace tanto tiempo de ello.
Elevar el límite de velocidad, una aspiración
“Les aviso, en una salida de la vía con dos vueltas de campana, con un vehículo de última generación sales andando. Y con un vehículo de hace 15 años es posible que te dejes la vida”.
Estas polémicas declaraciones de Pere Navarro, director de la DGT, durante una sesión en el Senado son, precisamente, el principal argumento de quienes reclaman que se eleve el límite máximo de velocidad en nuestras carreteras.
Muchos de esos defensores se encuentran dentro del conocido Movimiento 140 quienes especifican en su manifiesto que los límites actuales se impusieron en los años 70 y solicitan que se eleve la velocidad máxima porque “140 es una velocidad legal en algunos países de Europa y desde luego, mucho más coherente con los actuales trazados, las capacidades de los automóviles y, también, porque permite un mejor uso de los recursos públicos”.
Son argumentos parecidos a los que defienden la ausencia de límite de velocidad en algunos tramos de las Autobahn alemanas o persiguen un aumento de la velocidad máxima permitida hasta los 150 km/h en países como Italia o República Checa.
En España, sin embargo, los responsables de Tráfico han optado por todo lo contrario en los últimos años. En las carreteras secundarias se ha eliminado el margen de 20 km/h que existía para adelantar en 2022 y poco antes, en 2019, ya se rebajó la velocidad de todas las carreteras secundarias a 90 km/h.
Pero hace poco más de una década, ya hubo un intento de elevar el límite máximo permitido en las carreteras españolas a 130 km/h. Sí, en 2013 el Consejo de Ministros aprobó un Proyecto de Ley para elevar la velocidad máxima en autovías y autopistas a 130 km/h en los tramos que así lo permitieran. Una medida que nunca fue aplicada y que se acabó perdiendo en un cajón.
La eterna promesa de los 130 km/h
Con la aprobación del Proyecto de Ley por el Consejo de Ministros, muchos dieron por asegurada aquella norma. En esta reforma se explicaba que el Reglamento General de Circulación sería el reformado, abriendo la puerta a un aumento de 130 km/h “cuando sea factible”.
Este Proyecto de Ley, además, mantenía las mismas sanciones que las actuales en materia de exceso de velocidad cuando se superaban los 150 km/h a pesar de contemplar la posibilidad de circular a 130 km/h en algunos tramos concretos. En el Anteproyecto de Ley se había intentado elevar las sanciones que se imponen a 150 km/h hasta los 160 km/h, para mantener la proporción actual.
Esto, sin embargo, fue suprimido en el texto finalmente aprobado pues como se especifica en el mismo “la multa llevará aparejada, además de la sanción económica, la pérdida de puntos siempre que se superen los 150 km/h, con independencia de que el límite máximo sea de 120 km/h (general) ó 130 km/h (cuando sea factible)“. Como se señala al final del mismo, la Ley no sería modificada, sólo era el Reglamento General de Circulación.
Para poder elevar el límite máximo de velocidad, era necesario dar primero este paso, pues la Ley tenía que basar sus sanciones en éste otro texto. Como explicaban en Motorpasión, el Proyecto de Ley tenía que ser aprobados en el Congreso de los Diputados, algo que se esperaba para finales de 2013. Ya en marzo de 2014 se esperaba dar el salto a los 130 km/h con la entrada en vigor del nuevo Reglamento General de Circulación.
En 2013, el Gobierno aprobó un Proyecto de Ley en Consejo de Ministros que aspiraba a reformar el Reglamento General de Circulación, con el apoyo de la DGT
Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior aquellos días en el Gobierno del Partido Popular, explicaba que la medida se aplicaría solo en algunos tramos, en función de su índice de siniestralidad, características de la vía o condiciones climatológicas.
De hecho, como podemos leer en la própia página de la DGT en un artículo publicado hace poco más de una década, el ministro aseguraba que “la voluntad del Gobierno es mantener el límite de velocidad en autopistas y autovías a 120 km/h; otra cosa es que, excepcionalmente, y en determinados tramos, y bajo ciertas condiciones espaciales, pudiera autorizarse temporalmente la circulación a 130 km/h”.
Las posibles novedades en el límite de velocidad llegaban, por tanto, descafeinadas. Incluso los 130 km/h ya eran una concesión a la promesa anterior del Partido Popular, entonces en el Gobierno, que puso sobre la mesa que se pudiera circular a 140 km/h en las autopistas de peaje, como aliciente para fomentar su uso.
Pero marzo de 2014 llegó y el Reglamento General de Circulación seguía reflejando los mismos límites de velocidad de siempre. Ese año, el Gobierno llevó el asunto al Consejo de Estado para que, posteriormente, volviera al Consejo de Ministros con las posibles modificaciones que salieran de este órgano. Desde el Gobierno recalcaban que estaban trabajando “con intensidad” en este cambio.
2014 empezaba a cubrir su últimos días cuando la promesa se mantuvo para 2015. Esto no impidió que se empezaran a hacer cuentas y a filtrar cuántos kilómetros de carreteras contarían con este nuevo límite. Fue en 2015 cuando la DGT dejó caer que serían solo 1.500 kilómetros los escogidos para circular a un máximo de 130 km/h. Eso sí, explicaban que se trataba de “una cantidad revisable gracias a un sistema de gestión inteligente”, como recogían en Coches.net.
Llama la atención que fuera la propia DGT la que allanara el camino a esta posibilidad. En un artículo del año 2015, el organismo defendía que “el 80% de los conductores a favor del límite de 130 km/h”. En el texto también se señalaba que “los encuestados no creen que estas medidas afecten a un aumento de la siniestralidad. Solo el 18% cree que con estas medidas aumentarían los accidentes”.
Pero dos años después de la aprobación del Proyecto de Ley, cuando ya terminaba el año 2015, Servimedia llegaba con un jarro de agua fría: El Gobierno ‘aparca’ el límite a 130 km/h en autopistas y autovías.
En el texto se lee, incluso, que “frena la aprobación del Reglamento General de Circulación, contra el deseo de la DGT”. En el mismo se explicaba que, aunque la reforma de la Ley de Tráfico había sido aprobada en 2014, ésta seguía sin contemplan cambios en los límites máximos de velocidad porque la modificación del Reglamento General de Circulación se había quedado en un cajón.
En el texto se explica que “el Consejo de Estado emitió su dictamen el 20 de octubre de 2014, en el que afirma que ‘el informe de la Secretaría General Técnica del Ministerio del Interior no es favorable a la aprobación de la norma proyectada y otro tanto se puede decir de los informes presentados por el Ministerio de Fomento”.
Desde entonces, aseguraban, “el documento lleva meses en un cajón del departamento dirigido por Jorge Fernández Díaz, a pesar de que éste señaló en el Pleno del Consejo Superior de Tráfico del pasado diciembre que estaría listo para después de esas Navidades y de que el subsecretario del Ministerio del Interior, Luis Aguilera, afirmó dos meses antes que el texto vería la luz antes de final de 2014″.
Es decir, entre 2013 y 2015 vivimos con la esperanza de que los límites de velocidad aumentaran hasta 130 km/h. La DGT, incluso, fue proactiva en esta medida. Desde entonces, no hemos vuelto a tener noticias de este cambio y, de hecho, todas las medidas tomadas han ido encaminadas en la dirección contraria.
Como imaginábamos, preguntados sobre ello, desde la DGT nos aseguran que “esta cuestión no está encima de la mesa ni se plantea. Máxime cuando todos la opinión de todos los organismos internacionales confluye en la dirección de serenar y calmar el tráfico”. Fin del asunto.
Imagen | DGT