Los embalses siguen saliendo poco a poco de la sequía. Y no es gracias a lo que ha caído del cielo
Las lluvias de marzo duplicaron el valor promedio a lo que nos tiene acostumbrados el mes. Estas precipitaciones nos dejaron al borde de un hito: que el nivel de llenado de los embalses alcanzara el promedio de los últimos diez años.
Sobrepasando el hito. Pese a que la primera quincena del mes de abril fuera de nuevo más seca de lo habitual, los embalses españoles se encuentran ya por encima de esta marca. Según los últimos datos, los embalses españoles albergan 37.325 hm³, lo qu ellos deja al 66,6% de su capacidad.
Esto pese a que las precipitaciones medias en la primera quincena de abril fueran tan solo del 36% con respecto a lo que es habitual en este mes primaveral, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
El promedio de llenado por estas fechas en la última década se sitúa en el 64,3% (35.977 hm³). Esto que quiere decir que nos encontramos cerca de un 3,6% por encima de la media.
Embalses para el consumo. Si nos centramos en los embalses de uso consuntivo la historia es un poco distinta, aunque también invita al optimismo. Los embalses dedicados a usos (agrario o de consumo humano) que no sean el energético se sitúan por debajo de la media de la década.
Los 21.958 hm³ en estos embalses los sitúan al 56,6% de su capacidad. Si comparamos con el llenado promedio de la última década, 59,8%, (23.043 hm³), podemos ver que estamos cerca de un 5,4% por debajo de este nivel promedio de llenado.
La clave de los buenos datos está, por tanto, en los embalses hidroeléctricos. Los 15.367 hm³ de estos embalses los deja al 89,1% de su capacidad. Con los precios eléctricos coqueteando con los números en negativo durante las últimas semanas, estas cifras podrían seguir en ascenso.
Diversidad en las cuencas. Incluso las cuencas catalanas, algunas de las más afectadas por la sequía han podido recuperarse levemente. Por ejemplo, las cuencas internas de Cataluña se han llenado ligeramente hasta alcanzar el 18% de su capacidad, cuando hace dos semanas se encontraban al 16,4%.
Algo semejante ha ocurrido en el Segura y las cuencas mediterráneas andaluzas. Estas han pasado del 22,8% y el 26,9%, al 24,5% y al 30,5% respectivamente, también tras dos semanas.
Las cuencas del Atlántico norte se han mantenido o incluso han visto reducido su caudal. Por ejemplo las cuencas del Cantábrico oriental pasaron del 93,2% de llenado al 89%.
Futuro incierto. Aunque la situación de la reserva hídrica incite al optimismo, cabe tener en cuenta lo irregular de las lluvias primaverales que estamos viviendo (una primera mitad “seca” de abril que parece va a dejar paso a nueva inestabilidad). Tras meses de sequía, muchos lugares aún mantienen restricciones sobre el uso de agua. Otros incluso han introducido restricciones nuevas durante estas últimas semanas.
Esto ayuda a explicar cómo con poco más de un tercio de las precipitaciones habituales los pantanos han seguido llenándose: el ahorro. La energía barata también es de ayuda, puesto que permite a las desaladoras operar de forma más eficiente.
En cualquier caso, lo que estas semanas parecen dejar claro es la importancia de la reducción en el consumo. Pese a lo excepcionalmente lluvioso del pasado mes de marzo en el que las precipitaciones fueron de más del 200% respecto a la media en la Península, la tendencia a lago plazo sigue siendo la de la aridez.
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Imagen | AEMET